lunes, 25 de octubre de 2010

sutilezas


Antes de partir pensaba sobre la idea de mexicaneidad y mi pertenencia dentro de una noción mucho más grande que yo. Siempre he encontrado difícil definir lo que delínea esa noción. Creo que tiene mucho que ver sobre las formas en que se entiende la vida.

Llevo apenas dos semanas en la isla y ya he tenido que enfrentar varias veces esa noción. Ya en dos o tres ocasiones he tenido discrepancias con mis roomies sobre qué hacer o no hacer en una determinada situación. Los resultados se van a polos totalmente opuestos. A pesar de ello, creo que las diferencias se basan en la forma de entender la vida, las reglas y las consecuencias. Pequeñas concepciones que determinan por completo la existencia misma.

En una escala aun mayor, creo- no que sea una concepción nueva, en realidad - que en el "mundo civilizado" el mundo, o el resto de él, se entiende en bloques. Primero, y ante todo, está el Oeste; esa franja de países "primermundistas" que corre por el Atlántico y que antes que nada se habla y se entiende a sí misma para luego tomar licencia y analizar a las demás. Ante todo, este bloque es el creador del Estado, la civilidad y la convivencia mismas de masas. Al menos así se entiende. Luego, está el África de la hambruna, los diamantes y la opresión. El Medio Oriente radical, musulmán, completamente distinto y en ocasiones terrorista. La Europa central vieja y desganada, hijos de la post-guerra que hay que ayudar. Asia y el capital, los ojos razgados y su total lejanía cuando no se trata de hacer negocios. Al final, está Latinoamérica y el color, la fiesta y la vida.

Aquí Latinoamérica no se explora. No genera drama suficiente para escribir y buscar entender. Simplemente - y creo que de alguna manera felizmente - Latioamérica es el lugar de la alegría. No soy latinoamericano ni creo en ideas panamericanistas, pero sí creo de mí lado del mundo la vida se entiende fácil, las reglas se tropicalizan y se disfruta más la existencia.


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