
Después de unos días de realizar trámites por todos lados - en México, o al menos en el CIDE, no tenemos nada que envidiarles a los brits en ese rubro - por fin hoy pude tener mi primer día como estudiante de tiempo completo. Mejor aún, hoy por fin pude disfrutar del magnífico edificio de la Squire Library, biblioteca de la Facultad de Derecho.
Cuando estudias derecho internacional crees en ciertos mitos. Algunos sobre la guerra y la paz, otros sobre las formas en que se gestan las reglas o cómo interactúan entre ellas. Otros, más mundanos o tangibles, se refieren a ciertos libros y colecciones que son como Dios o tesoros perdidos. Tienes la noción de que existen, tal vez algunas pequeñas pruebas, pero nunca los has visto por completo. Aquí están todos.
Sí, sin duda muy ñoño, pero debo aceptar que me conmoví al encontrar en la primera fila de estantes la colección completa de los International Law Reports (uno de esos tesoros ) para sólo darme cuenta de que atrás de ella habían muchas muchas más, con muchos tesoros que comerme. Los libros no se leen, se comen.
Así como tuve mi primer contacto con la biblioteca, también lo tuve con las clases. Como buen niño modosito hice todas mis lecturas, para luego ver que ellas son sólo el preámbulo y requisito mínimo de una clase que requiere mucho más que eso para hacerla. Me gusto el reto. Incluso, me gusto la materia. Yo fiel crítico de los derechos humanos y mi clase ideada en una forma abierta a la crítica y al verdadero razonamiento de los mismos.
Así empieza mi maestría. Mi aventura aquí no, esa empezó desde hace meses.
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