
El tener tiempo para pensar también tiene sus consecuencias. De todos colores y sensaciones. Tantas como gotas de lluvia caen de este lado del mundo. Se disfruta, se añora, se entiende, no se entiende, se extraña, se vacila y se oscila. Al menos, después de tanto hacerlo, hoy me recompensó con una de las lunas más fabulosas que haya visto jamás.
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