
Odio estos tiempos de silencio, de calor asfixiante. Necesito moverme, empezar, hacer. En esta pausa pienso, recuerdo, por más que trate de no hacerlo. Y de ahí, pues nada, ideo para no llevar a cabo. Ilustro lo que sí y lo que no y pienso y lo vuelvo a hacer sin encontrar respuestas y sin siquiera creer que puedan llegar. Actuar o deternerme o entender, al menos, por qué una u otra. Este sentimiento de vacío y los jalones que me hacen poner la mente en todo.
Días de lunas, pero también días de nada.
Al menos hoy tuve a A y una de esas tardes-noches añejas y familiares. De las que calman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario