
Apenas llego y los zapatos se van para mejores tiempos. El calor afuera sólo se compara con el que me da mi familia. El naranjo, el lugar en el que más descanso y en el que me pierdo de todo.
Abue que ya tiene listos el cazón y los frijolallos, el hojaldre y el cebiche; no sin antes dejar en claro su profundo amor al Peje. Mismo que sólo enciende la larga tornamesa en la que, como siempre, todos terminanos hablando de colores y de ideas.
Alberca al sol de día y tardes de películas en la salita de la Chemistry y el Inge. Tiempo en familia como tanto necesitaba después de estos meses atolondrados. A media tarde y por la noche, mi hamaca azul, para dormilo todo, para desconectarme así.
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