
Ayer acabé mi última clase de tratados y todas las peripecias y audacias que vienen con ellos. La di como la conozco, como me apasiona. No creo en la condescendencia que suele reinar la enseñanza del derecho. Fui a jugar con ellos, a retarlos. De otra forma no vale y no aporta nada.
Ya veré en dos semanas qué tanto lo pude trasmitir. Mientras tanto, gozo de haber podido expresarlo únicamente en la forma en la que yo lo entiendo y para lo que yo lo creo. No sé si sea la mejor, pero sí la que más me mueve. Ojalá y alguno también lo haga.
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