Esta frase, si bien incendiaria, no es más que una realidad que nos negamos a aceptar a causa del perverso significado que se le atribuye a la palabra "útil." No obstante, si se cambia la palabra por "necesario", o cualquiera de sus derivados, podríamos aceptarla.
La utilidad y el cariño conviven. Muchas veces una nace de la otra. De hecho, el problema surge cuando negamos que así pueda suceder.
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