Toda tu vida y sensaciones pasan en un instante por tu cabeza, no obstante una dominó: hoy no es el día. Afortundamente y gracias a Dios, así fue.
A una horas, me pregunto cuánto vale una vida. ¿Cuánto vale la mía? ¿Para quién lo vale?
Es impensable lo que la combinación de factores minúsculos puede generar. Por más que lo recuerdo, aún no compilo todo lo que pasó por mi cabeza en ese momento. Sin embargo, hay algo que tengo muy claro: pensé en K.
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