Y la verdad es que no me la creo todavía, porque mientras tras bambalinas discutía con Dios Padre de Mox Plant y las comisiones mixtas ya lanzábamos fugaces preguntas que el padawan capotearía magistralmente. Ésa fue sólo una de las facetas, porque en la otra me era casi imposible contener la sonrisa de ver cómo uno de los padawans crecía y todo lo que había trabajado se cristalizaba dejando en asombro a quienes estábamos ahí presentes.
Qué orgullo, caray. Poco a poco salen más. Poco a poco contribuirán más.
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