lunes, 19 de noviembre de 2012

alto


Se vienen cierres. De año, de ciclos, de mí.  Procesos, todos, en los que claramente puedo marcar las líneas. Justo terminando aquél de día a día por el que tuve que regresar a mi lugar feliz y a la isla para entender. Llegó el momento de regresar a lo que volví. Es el momento de regresar a ser quien soy y jugar a lo que creo. Con ello, o por eso, vino una implosión y la necesidad de un alto.

Llegaría con tres días de hermanos. Los de hace tanto que siendo tan distintos y tan lejanos a ello entienden de qué les hablo. De mis ganas, de mis anhelos, de quien soy. Y así, entre comidas después de bicis boscosas y cenas de vino en el frío de noche estellada descansé toda esa carga. Irónico como a pesar de  ese vaivén acompañado al final terminó hablando sólo conmigo mismo, acordándome de quien mejor me entendía y con quien compartí todo de mí. Así con las cosas cuando suceden.

Se vienen semanas rudas. De aguante y de inteligencia, de paciencia. El alto llego en el momento indicado. 



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