jueves, 29 de noviembre de 2012

Es hora


Llega un momento de ya. Suficiente. Mueves, lo intentas, sigues, pero sabes que no te llena, que no te da para ser feliz. Luego, el acabose llega después de horas y horas, días y días sin parar en el que te das cuenta de que no lo vale y los que te llevan te das cuenta de que tampoco los importa. Aportar, como concepto, no es algo que se practique, entienda o quiera por esos lares. Cuando una de las únicas formas con las que te entiendes es así, necesariamente llega un conflicto insuperable.

Y claro que lo intenté y le di la oportunidad, pero llega el momento de aceptar que no será lo que haré, porque no me gusta y porque mi camino, tal vez, estaba dictado desde hace mucho y éste sólo fue un año de confirmalo. Dios Padre me lo hizo ver, no que el Peitron siempre me lo reiterara. Y las señales son tan claras y tan constantes que es ocioso intentar dejar de verlas. Ahora sí, de verdad, comienza el otro proceso. 

Ironías de la vida, porque comienza justo cuando a México le llega otra oportunidad. A mí, notificado por la televisión, para ser que me llegará también. El whatsapp, el bb pin y algunas chelas de cuates me lo confirman. Uno nunca sabes para quién trabaja y a dónde la vida te vaya a poner. Chistoso que cuando lo hice sólo fue poque creía en ello y porque sabía que podía aportar. Ahora, tal vez, será lo que me lleve de vuelta a casa.

Momento de regresar. Momento de contribuir a México. Momento para empezar a pavimentar el camino de vuelta y la permanencia. Creo en México, creo en mí. Ya fue suficiente. Es hora. 

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