viernes, 29 de julio de 2011

shelter

Ya con la venia de Dios Padre regresé al naranjo. Irónico que fuera con ella, pues sería aquí dónde llegarían las otras dos ofertas. Más allá de todo ello, lo único que importaba era regresar.

Nada como las tardes sosas con el Inge, las noches de conversación con la Chemistry y viceversa. Casa de chiquito. Cobijo eterno que esta vez decidí acompañarlo con largas horas de sueño y de nado. La última escala del retorno y en la que más pensaba cuando lo planeaba. El hogar.

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