
Sin embargo, mucho se ha ido ya. Una de esas cosas es la inmunidad a los efectos post-partido. En otras palabras, el tormentoso dolor que recorre un sustancial número de mis músculos el día de hoy.
No importa; cualquier dolor vale el estar jugando de nuevo. Había olvidado lo mucho que amo este juego no sólo en la tele, sino también en los pies. Afortunadamente, hay cosas que nunca se pierden.
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