jueves, 25 de noviembre de 2010

¿pil?


Ayer, en medio de una multitud, me llamaron public international lawyer. Viniendo de una jurisdicción en la que ese concepto no existe, una frase así simplemente suena extraña, saca de contexto. De repente caí en cuenta, no sólo del término, sino de mi pertenencia a un grupo. Idea aún más extraña pensando que en casa había muy pocos con los que podía compartir ello y que ahora incluso son menos.

El mote viene en una semana en la que las llamadas inter-europeas me hicieron remontarme a los años en los que empezaba a jugar. A la pregunta expresa ¿te imaginabas que íbamos a estar aquí, así, ahora? no supe qué responder. Lo sentía, lo olía, más no lo sabía, supongo. Ello también a dos días de enterarme que mi última aportación está siendo estudiada y de que, dos meses después de mi berrinche, me di cuenta de que dos de mis argumentos más técnicos los había ganado. Creo que ante la furia que me causaron las principales, me olvidé de las accesorias, tal vez jurídicamente más desafiantes.

Irónicamente, minutos después de tan desconcertante declaración estaba ya apurando el paso para tener la primera prueba de dicho estado. Con la cabeza volando desde hace tiempo me había ideado una tesis transversal, con soluciones prácticas sencillas pero con fundamentos teóricos oscuros. En el camino pensaba en que tal vez el momento en que mi temerario cinismo jurídico sería destruído había llegado. No es lo mismo pregonar en el vacío que en un lugar en el que se respira lo que pretendes hacer. Sonrisa gigante al saber que no fue así. Por el contrario, recibí una de esas respuestas que te llenan, que te indican que vas por buen camino; no en la tesis, en la profesión. Durante la gélida caminata a casa no pude más que pensar en lo que había avanzado, en la satisfacción pasajera y en la gran tarea que tengo por delante para que se vuelva permanente.

Hoy, después del golpe de emociones, me llevé la que menos me esperaba. La más grande y fantástica. Al término de un seminario, El abogado, el de mil publicaciones y mil batallas, me expresó que le había interesado mi tema y que el próximo año me ayudaría también a sacarlo. Decir sonrisa es poco. Incontenible.

¿Public international lawyer? Si, sí, ¡qué divertido es serlo! ¡Qué desafiante, también! Siguen lloviendo sonrisas. ¡Rooooooaaaaaar!






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