
Llevaba un mes con nudos en la cabeza. Sin desamarrarlos la creatividad simplemente no estaba fluyendo. En algún momento llegué a cuestionar si todavía quedaba algo de ella. Ahora que las cosas han cambiado mi cabeza está volando de nuevo.
Entre la tesis y los catorrazos en grupos pequeños de estudio me di cuenta de que los nudos se iban deshaciendo. Volví a creer cuando hacia el final de la semana un argumento que redacté, base de mi crecimiento y pequeño gran gustín interamericano, no sólo se analizó en Cambridge, sino que se le dio la razón. Sonrisota al ver que lo que alguna vez creí sólo hacer por mi país también puede ser sujeto de análisis en otros lares.
Las ideas coherentemente absurdas empiezan a regresar. El toque sigue ahí. Todavía puedo seguir jugando. Lo voy a seguir haciendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario