domingo, 26 de junio de 2011

Cantab


Los cinco meses restantes culminaron. Lo hiceron de la mejor forma. Delicias académicas que me devoré una a una, despacito, buscando retener todo. Trajeron grandísimos premios inesperados. Haber jugado el juego como se debe. La meta, pero sobre todo, el sueño cumplido. Satisfacción completa.

Meses que no sólo sirvieron para probarme sino para encontrarme también, para confirmar quién soy. Ése fue el reto más abrumador. Tener el aliento de tantos, pero también tan lejos. Aguantar la inimaginable suciedad y lejanía de con quienes viví. Encontrarme con amigos de paso, carencia de compenetración verdadera. Ausente el sentimiento de hogar. Afrontar la soledad invasiva, que intentó corroerme todo lo que pudo. Enfrentarme a mí mismo en ese silencio. Entenderme. Salir airoso, totalmente decidido.

Me llevo nuevos y buenos hábitos. Me llevo, más importante aún, certezas. Confirmé qué es lo que mueve y a dónde voy. Comprendí que la vida tiene muchos caminos, pero sólo yo las decisiones. Decidí cuál será el mío, el que me hará feliz con todas sus aristas. Contenta expectación.

Lo que viene es la verdadera prueba. Es romperla por mi país. Es romperla por mí. Es ser feliz. Se viene la vida de verdad. Regreso a darlo todo por ella.




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