sábado, 10 de abril de 2010

Castillo Petruzzi road

Me voy a las tierras de los tiraditos, el pisco y los jueces encapuchados. Al lugar en el que la irracionalidad rupestre dio muestras de creatividad absurda. El Chino y Vladi haciendo de las suyas mientras Laura, la de toda toda América, los agasajaba.

Llego cerca de la Cantuta y de Barrios Altos a hacer lo mismo por los que se les conoce, pero del otro lado. De nuevo llevo al Estado en la espalda. Ahora, tristemente, con una visión más realista de lo que se avecina. A pesar de ello, no menos optimista por aplicar lo que a mí me interesa aplicar.

A defender la ciencia jurídica y no las radionovelas.


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