Ayer tuve la que probablemente fue la sobremesa más larga de mi vida. Más de diez horas sentado recordando viejos tiempos, filosofando de los que vienen. Sin embargo, más que una sobremesa larga, me di cuenta que mi mesa estas semanas ha sido extensa.
Es cierto que hay un pretexto de por medio, pero es mejor saber que ante él he podido disfrutar a las personas que valen en mi vida.
En dos días empiezo el tour al sur que me traerá de vuelta sólo a cerrar con broche de oro. Para entonces, mi mesa será tan larga que apenas y se vislumbrará en el horizonte. Gran manera de estarme yendo.
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