domingo, 5 de septiembre de 2010

inicio del tour



Con los primeras pulsaciones de adiós empecé esta semana el camino de despedida. Feliz viaje que comenzó con una simulación de chela banquetera, continuó con chocolates y café, whisky bajo techo y al aire libre, pasó por abrigos de Peralvillo y un cabrito permanente, para finalizar con un eternamente feliz café de domingo lluvioso por la tarde.

En una semana en que las noticias acádemicas corrieron al por mayor y poco a poco las piezas se fueron acomodando hasta recibir tres estupendas confirmaciones, el recordar, vivir y empaparme de la gente que me importa fue la mejor manera de darme cuenta de lo que tengo.

El miedo y el sentimiento de desalojo no son gratis. ¿Cómo serlo? En una semana reiteré lo mucho que tengo en tantas personas que me son importantes y lo mucho que valen en mi vida. Aún faltan algunas, pero el hoyo en el estomágo es sólo consecuencia de lo afortunado que soy. Curiosa y feliz tragedia.

Quedan poco más de tres semanas. Nada en realidad. Tal vez insuficientes para demostrárles a todos lo mucho que me importan y valen en mi vida también. Haré el intento. Es lo mínimo que puedo hacer ante los avallasadores mensajes que me han dado esta semana.

Felicidad meláncolica.


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