Septiembre fue cantado desde hace más de un año. Era el último o el primero.
Septiembre fue mes de lo mexicano. De comprender con tanta fuerza y tanto orgullo lo que soy. Fue de mes de gritos y llantos por una noción tricolor.
Mes en el que regresé a casa para sentirla como tal. Compartir tiempo con mi familia como hace mucho no lo hacía. Mes, también, en el que se cortó la rutina, el proyecto; sólo en aras de hacerlo más grande, más real todavía.
Fue un mes de segundos completos, de exprimir cada instante, de compartir. Mes en el cada tarde y cada noche estuvieron llenos, con compañía. Septiembre me hizo recordar; me hizo entender; me hizo agradecer; me hizo sentir; me hizo vivir. De este mes todo lo valió.
Septiembre me despidió, yo me despedí, aunque todavía no me vaya. En realidad, uno nunca lo hace.