miércoles, 29 de septiembre de 2010

septiembre


Septiembre fue cantado desde hace más de un año. Era el último o el primero.

Septiembre fue mes de lo mexicano. De comprender con tanta fuerza y tanto orgullo lo que soy. Fue de mes de gritos y llantos por una noción tricolor.

Mes en el que regresé a casa para sentirla como tal. Compartir tiempo con mi familia como hace mucho no lo hacía. Mes, también, en el que se cortó la rutina, el proyecto; sólo en aras de hacerlo más grande, más real todavía.

Fue un mes de segundos completos, de exprimir cada instante, de compartir. Mes en el cada tarde y cada noche estuvieron llenos, con compañía. Septiembre me hizo recordar; me hizo entender; me hizo agradecer; me hizo sentir; me hizo vivir. De este mes todo lo valió.

Septiembre me despidió, yo me despedí, aunque todavía no me vaya. En realidad, uno nunca lo hace.

yeah!


Lo que fue la última fiesta entera con los cuates.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Última escala

Abro los ojos ante la lluvia tímida que moja el naranjo que se vislumbra por mi ventana. Aquí la humedad pesa. No el calor, ése sólo la disfraza. El día no calcina, pero se siente. Por las noches salgo a la terraza y me quedo contemplando los verdes negroides de los árboles del gran patio trasero. La noche huele a huele de noche, por redundante que ello suene, y me recuerda cómo la abuela me arrullaba con la Rondalla hasta quedarme dormido. La luna, espléndorosa como siempre, se puede observar desde cualquier punto en el que me pare.

Es la casa de mis papás. Mi casa. El lugar en el que el verde se siente verde y recopilo los recuerdos de lo que solía ser y cómo tantos me entienden como tal aún. Es la última escala. La a que a veces no entiendo. La más amorosa de todas.

jueves, 16 de septiembre de 2010

De fiesta


Confiezo que ayer lloré. Lo hago siempre que algo me conmueve verdaderamente. Lloré porque me entiendo y reconozco parte de esta verdad etérea llamada México.

No lloré por estos tiempos o por el anhelo de mejores o los que fueron. Me conmoví porque creo en México, me asimilo mexicano y camino todos los días bajo esa noción.

Dejo la crítica, tanto la burda como la constructiva, a los que quieran emitirla. Yo prefiero llenarme de orgullo y, como todos los días, dar lo mejor de mí para hacer de mi México un mejor lugar.

He cumplido 200 años.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Cucurrucucú paloma

Caetano Veloso - Cucurrucucú paloma

Porque la mexicaneidad se exporta y se asimila, se envidia y se reproduce.

México 2010,20,30,40,50...

Hace tiempo escuché que en el radio tenían una encuesta en la que preguntaban al auditorio en qué momento se habían dado cuenta de que eran mexicanos. Nunca entendí la pregunta.

Ser mexicano no es algo de lo que uno se da cuenta. Ser mexicano es algo que se siente, que se respira, que se exuda.

Ser mexicano va más allá sentir una conexión con ruinas milenarias o empatía con ciertos próceres. Ser mexicano va más allá de tener un polifacético paladar educado o una aguda capacidad de observación.

Ser mexicano siginifca entender tu propia pertenencia a algo mucho más grande y potente que tú. Algo difuso y etéreo pero tangible y reconocible.

Ser mexicano es y debiera ser entendido como un orgullo, pero también como una responsabilidad. Ser mexicano va más allá de la queja cotidiana e implica también la necesidad de acción inmediata. Ser mexicano es y debiera traer la actitud por el mejor mañana.

Ser mexicano es y debiera implicar también la celebración de 10, 20 o 200 años de historia. Ser mexicano es reconocer tu propia existencia, enorgullecerte de ella.

Yo no me di cuenta que era mexicano. Yo soy mexicano.




mesa larga


Ayer tuve la que probablemente fue la sobremesa más larga de mi vida. Más de diez horas sentado recordando viejos tiempos, filosofando de los que vienen. Sin embargo, más que una sobremesa larga, me di cuenta que mi mesa estas semanas ha sido extensa.

Es cierto que hay un pretexto de por medio, pero es mejor saber que ante él he podido disfrutar a las personas que valen en mi vida.

En dos días empiezo el tour al sur que me traerá de vuelta sólo a cerrar con broche de oro. Para entonces, mi mesa será tan larga que apenas y se vislumbrará en el horizonte. Gran manera de estarme yendo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

CJA


Hasta hoy, todas las mañanas atravesaba una puerta giratoria que imponentemente me obligaba a ver un majestuoso mural tricolor de Tamayo. Minutos más tarde, después de revisar mis correos y las novedades del día, bajaba por una gloriosa taza de café oscuro que religiosamente me tenían casi lista los expendedores. Así comienzan los días cuando eres feliz.

Hasta hoy, mis días transcurrían en el corazón de México, en el lugar en el que se edificó la ciudad de los palacios y en el que el mármol traído de lejos engalana la vista dorada de la cúpula de Bellas Artes. Son indiscreptibles las sensaciones que te vienen cuando estás en un lugar así.

Hasta hoy estuve en un lugar en el que pertenecía, en el que las horas no eran eternas y en el que la vorágine de nuevos retos y aventuras me hacían levantarme por la mañana. La única forma en que los días valen la pena cuando trabajas.

Hasta hoy trabajaba en lo que siempre soñé, jugaba a cambiar mi país y me regocijaba cuando podía aportar un poquito para que así fuera. Sólo así entiendo poder dirigir mi vida profesional.

Hasta hoy fui verdaderamente feliz. Mañana espero regresar a serlo haciendo algo igual.






domingo, 5 de septiembre de 2010

inicio del tour



Con los primeras pulsaciones de adiós empecé esta semana el camino de despedida. Feliz viaje que comenzó con una simulación de chela banquetera, continuó con chocolates y café, whisky bajo techo y al aire libre, pasó por abrigos de Peralvillo y un cabrito permanente, para finalizar con un eternamente feliz café de domingo lluvioso por la tarde.

En una semana en que las noticias acádemicas corrieron al por mayor y poco a poco las piezas se fueron acomodando hasta recibir tres estupendas confirmaciones, el recordar, vivir y empaparme de la gente que me importa fue la mejor manera de darme cuenta de lo que tengo.

El miedo y el sentimiento de desalojo no son gratis. ¿Cómo serlo? En una semana reiteré lo mucho que tengo en tantas personas que me son importantes y lo mucho que valen en mi vida. Aún faltan algunas, pero el hoyo en el estomágo es sólo consecuencia de lo afortunado que soy. Curiosa y feliz tragedia.

Quedan poco más de tres semanas. Nada en realidad. Tal vez insuficientes para demostrárles a todos lo mucho que me importan y valen en mi vida también. Haré el intento. Es lo mínimo que puedo hacer ante los avallasadores mensajes que me han dado esta semana.

Felicidad meláncolica.


viernes, 3 de septiembre de 2010

miércoles, 1 de septiembre de 2010

family style

Algunos miembros de mi familia son extremadamente organizados y ordenados. Otros tenemos un sello distinto.

Hoy mi prima recogió un crédito a las 9 de la mañana. A las 10:30 recogió su visa canadiense. A la 1 abordó el avión que la llevará a Québec a estudiar una maestría por un año. Sin duda es de familia. Me temo que mi historia de este mes seguro será parecida.

Le commencement de la fin


Los días empiezan a contar. Primer entendimiento de salida en el trabajo. Llamadas eternas en el teléfono con el buen amigo y asesor. Reuniones, de a dos por día, con los amigos, los que valen, los que se van a extrañar, con los que se entiende la vida. Porque el tiempo corre ya, porque ya no se dentendrá, porque aunque no es seguro ya se siente......

Porque comienzo a sentir este hueco, porque tengo miedo ya, porque me empieza doler, porque no veo qué viene, porque no sé qué se queda...

Porque creo en lo que hay adelante:


Comienzo a irme.