domingo, 22 de julio de 2012

back to 10 West Road


De vuelta con mi espresso cuadrúple al tercer piso. Al búnker de operaciones. Al lugar en el que más he jugado y donde se catalizó todo. Ya no es como un extraño. Regreso como alguien de casa. En esa sensación que sólo puede percibirse si ya has vivido como lo hacen otros. Esa familiariadad en la que no importa lo grande que seas, sino a lo que perteneces. Cantab y la maravillosa magia del lugar que me otorgó tanto. Me dio un espacio para entenderme y luchar por lo que quería y lo que quiero, por lo creo. Regreso también a la puerta azul del Lauterpacht Centre a jugar con los grandes, en corto, sin pretensiones. A sólo disfrutarlo porque para eso es el juego y la vida. No creí que lo haría tan pronto. Menos la forma en que me llevan de vuelta.

Tal vez es una señal. Tal vez yo también debería empezar a creer que ésas son las ligas a las que pertenezco.  No por el nombre, no por lo que hagamos, sino por eso que alguna vez ingenuamente llamé jus ad laetitia. Creer en mí. Buscar y buscar como crecer. Amar lo que hago. Apasionarme al hacerlo.

Llega justo cuando lo necesitaba.

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