domingo, 13 de mayo de 2012
Maykel
Maykel, no Michael. Nombrado así en honor a los héroes anónimos que amablemente traducen los infomerciales. Mi compañero de aventura. En él crucé México antes de partir y al volver. Me llevó a Querétaro cuando me daban mis arranques de sábado, cuando necesitaba huir de todo. Escapamos a Cholula a tempranas horas, a Tepoz para las bacanales de abogados y a Cuerna a las de internacionalistas. Me trajo de vuelta a casa en las noches de victoria y sobretodo en las de derrota. Nunca me dio un problema. Listo siempre para las múltiples locuras en todos los sentidos y en todas las materias que se me pudieran ocurrir. Hoy se lo llevaron para siempre.
Y es raro, porque no deja de ser un objeto, pero no puedo evitar sentir que una parte de mí se va también. Llegó poco después de que llegué a la jungla y desde entonces siempre estuvo conmigo. Son extrañas las formas y el cariño que le tomamos a las cosas. Al final, significan algo. Maykel siginfica una parte muy importante de mi historia.
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