
Comienzas religiosamente el ritual de mañana, el de siempre. La única manera en que pueden empezar tus días. Éste, como cualquier otro día, es distinto. De repente, bajas tu gloriosa taza de café, con la que comprendes cada inicio, y te das cuenta de que has podido ya. No una, no dos, sino muchas veces. Gózalo. El número o la posición no son más que otro indicador de lo que sabes desde hace mucho. Lo tienes. Se sabe. Se disfruta. Se saborea. Se le sonríe.
El freno es sólo para quienes carecen de ello. Tal vez es tiempo de comenzar a jugar también...
No hay comentarios:
Publicar un comentario