
Sucedió. Hasta el clima se repudió tanto a sí mismo que decidió cambiar. Dos días nada más; tal vez tres. Suficientes para entenderse imperfecto; desacorde con la realidad que le exige comportarse intempestivo, devastadoramente calcinante.
Al menos, el solo se desahogó un instante. Nos desahogó con una torrencial llovizna de viernes y una brisa renovante de sábado. Una mejor manera de llevar este fin de semana.
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