
Al compás de un whisky lo descubrí de nuevo: la vida no es más y no sirve para nada más que para experimentar súbitos estruendos de felicidad.
No habría nada mejor que encontrar una fórmula para hacerlos llegar. La ironía de la perfecta simetría casual no da para más; ellos son los que llegan a tí.
Sigan llegando, en esta misma intensidad. Para ello estoy viviendo.
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