viernes, 31 de agosto de 2012

replanteando(me)


Comenzó con la semana, con una carta en mi puerta. Era de JC. Me agradecía por el que está próximo a publicarse y hacía oficial la invitación de regresar a Cantab.  Ésa ya la esperaba, por lo que no terminó de hacer el estruendo, pero tampoco de robar grandísima sonrisa.

Continuó del otro lado de la banca. Pésima exhibición enfrente, pero eso no era lo que me importaba. Lo que valía era que también pudiera aportar un poquito. Trasmitir ese amor por el juego y por quién hacerlo.  Al final, sí creo que tengo responsabilidad. Que no se reproduzcan autómatas que creen que juegan, que creen que saben porque se subieron el cuello y eso bastó para luego desdeñar a los demás y maltrasmitir lo muy mal y poco que entienden. No es de medallas o de semidiososes, de nada sirven. Ésos, ésos son los que al final lastiman el juego y las causas que creen proteger. No basta con llenarme de alegría cada que tengo que pararme de nuevo a las 5 de la mañana para dar a clase de 7 en el cerro o perseguir al padawan para que por fin entregue una de las más grandes tesis que he leído, que brincos diera por haber poddo hacer algo así a su edad, y que se dejé debatir entre el non liquet o el CLS pues todo estaba ya en la interpretación.

Fue ese día y en ese instante que volví a sentir la necesidad. Ésa que no cubriría trabajar pro bono en políticas públicas por las noches, por más que las condiciones ya estuvieran más que dadas. No es sólo contribuir cuando se pueda o como se pueda, es hacer eso tu vida y entender que es lo que te llena. Que el poco o mucho talento que tengas puede servir de algo. Pero, ¿qué pasa cuándo ya no es una cuestión de esfuerzo? ¿Cuándo el medio en todas sus latitudes no te lo permite porque hablas otro lenguaje?

Por la tarde estaba de vuelta en mi nueva realidad burguesa. Siendo un CoBi, como ahora KP me llama. Vendría una sorpresa por ahí también. Rumor que me confirmarían dos días más tarde. Me toca ya el mío. Solo. Lo que buscaba desde que llegué. Sin embargo, huele a espejo y no entiendo porqué no termina de convencerme. O, tal vez sí. Traerá un poco de juego sin duda, sin embargo me hizo entender que amo dos caras del juego; aquélla en la que dejo volar las ideas en un frenesí o en la que aporto algo, genero soluciones. Ésa media de servir sin producir, creo no me llena del todo. Juego, sin duda, pero falta un sentido en él. Para ese momento la cabeza ya daba muchas vueltas. Lo había empezado a hacer desde semanas atrás, pero me había negado seguir con ello. Negado mi propia naturaleza, al fin.

Todo se rompería con la mesa de horas con L. Tal y como un año atrás . Una de las únicas dos personas que entiende cuando paso por esto del juego. El más cercano porque fue quien estuvo cuando se catalizó. El único que queda, en realidad.  Y lo hizo con una pregunta y una frase. La primera atendía a que entendiera que he dejado de pertenecer aquí o tal vez nunca lo he hecho y la segunda de sus encomienda de regresarme a Europa. Ambas llevan retubándome un poco ya. La realidad es que llevaban haciéndolo desde antes de que L llegara. Simplemente él lo construyó. Yo lo había obviado, dejado a un lado ante el terrible miedo de todo lo que implica ello. 

Ahora que es el nuevo asistente de JGMR en la ciudad del chorro, me contó lo que le dijo de mí. Me dijo de cómo él me había recomandado para ir al bosque, pero que le dolía y, sobretodo, que él creía que al final no podría estar contento, que mi casa es solo una. Un día más tarde me contaría los planes que aquél, como uno de mis grandes héroes, tiene bajo la manga para mí. No habría nada que me haría más feliz, justo que hoy que anónima me sonreía y felicitaba por mi camino.

Y la verdad es que ya no sé. Por primera vez en mucho tiempo ya no veo hacia adelante y no tengo respuestas. No me da miedo. Pero el hambre por jugar, por comerme el mundo de nuevo ha resurgido. La pasión que guardé por muchas razones comienza a brillar de nuevo. Me reuniré con JMGR y platicaré con JC. Abriré la baraja y en una corazonada haré algo. Lo que crea que me hará feliz. Hasta ahí es hasta donde me da para decidir. Hasta ahí es hasta donde puedo en este momento. Después, después me comeré todo.





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