Diciembre fue estruendoso como no suele serlo. Mes de días completos y noticias por cada par de ellos.
Trajo de vuelta la emoción de seguir jugando. Lo hizo acercando mundos e historias y llevándome de vuelta a todos mis propios lugares comunes. Adelantó probables futuros y cambios. Me retó de nuevo a continuar con la irracionalidad temeraria.
Vino con noticias de concierto y tertulias a todas horas. Mes disfrazado de celebración. En realidad funciona de justificación. Gustosas compañías y momentos necesarios.
Mes de sonrisas y lunas. Así, tal cual.
En diciembre cambié, o tal vez sólo regresé. Me extrañaba. Este mes no cerró el año; abrió el que viene.
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