
La decisión estaba tomada y felizmente aceptaba. Ahora llega una contraoferta del Mural de Tamayo. Una de ésas que no se pueden rechazar en un momento en el que ya no la puedo aceptar.
Ya moví mi pieza. A ver qué resulta. Ante todo está la lealtad con quienes te son leales y, sobretodo, conmigo mismo.
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