Regresaron Madrid y las llamadas de media hora a la isla. Meses más tarde y todo lo que ahora implican en nuestras vidas. Lo que viene en la suya y lo que me ayudaron en la mía. Sus certezas felizmente conflictuantes y mis incertidumbres, también felizmente irrelevantes.
Las horas se fueron, como siempre, con la sensación de que hay cosas que se piensan y algunas en las que hay que dejar de hacerlo. Esperando haberle dejado algún regalo para los próximos meses, M sí lo hizo. Me dejó el recuerdo de que soy el del ingenio extraño, el que busca la sonrisa, el del Güini Pu y alguna vez los tulipanes y otra el móvil de Calder. Ése que por momentos o periodos dejo de serlo. Ése quien quiero ser siempre y como el que creo trasmito lo que más me hace feliz.
Se extrañarán mucho los whiskys, las horas y la gran compañía. Se tendrán que reanudar las kilométricas llamadas y los vuelos a horas extrañas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario