
La tarde en los cuarenta metros cuadrados del cuarto de mis papás y la sensación de que estos son los momentos que guardaré por siempre. La noche al tenor de la luna que se asoma, las noche buenas y el verde negroide. Escribiendo en la penumbra de la interperie y exprimiendo los últimos segundos de este, un año fantástico. Lo corono en el lugar de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario