
Octubre llegó con una luna. Ésta trajo aún más.
Me dio un par de bronceadas piernas y una vista al mar. Después de tanto tiempo pude domir oyendo el mar.
Trajo un Mundial, uno más. Seguramente otro igual. Vino también con un clásico, mas no clásico, porque el resultado no fue el normal.
Trajo logros, elogios, frutos y anhelos profesionales. A casi un año ... sólo en un año.
No trajo pero prolongó la calma que ya se gestaba. Los momentos anteriores a un deselance anunciado; no porque vaya a llegar pronto.
Una vez más, como cada año, con octubre llegó la magia en el aire. La mezcla de melancolía y plenitud que sólo esta época del año tiene. Se va como llegó: con un viaje.
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