sábado, 29 de diciembre de 2012

diciembre


Comenzó descansando la marabunta. Justo después de aquella llamada de teléfono que confirmaría los presagios y confirmaría también que el cambio puede estar cerca. La misma que me hizo volverme a sentar una semana después como sinodal para cerrar un año de academia. Lejos de la práctica, sin embargo muy, muy cerquita del medio paa trasmitirlarla. Con ese broche, en lugar de cerrar, se abrieron los proyectos del próximo año. Ambiciosos, como siempre. Fantásticos si se logran. El correo que llegó justo cerrando el año me dice que se puede, ello y todo.

Y el mes continuó entre amigos. Agradeciendo momento a momento lo importante que fue que estuvieran aquí. Gozando a cada de uno de ellos. El reconocer de nuevo lo afortunado que soy.

Terminaría en casa. En Navidad sin árbol y si bien triste, muy unida. Tiempo con mamá como hacía mucho no lo tenía. En la sombra del naranjo descansando un año muy rudo.

Cierra el año, por fin. Lo hace benevoléntemente. No indica nada todavía, pero ya dio las primeras señales de cambio.

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