lunes, 18 de enero de 2010

percepciones

Es incomesurable lo que uno puede dejar de percibir por una idea, por una razón, por un anhelo.

Cientos y cientos de atardeceres; una canción que en el radio no ponían desde hacía mucho tiempo; un niño abrazando a su mamá al salir del colegio; un pájaro sin poder elevar el vuelo; un fuera de lugar en el partido de las Chivas; una mirada atenta en tu caminar; la gripa de tu compañero; la luz reflejándose en el techo por las mañanas; el voceador y su gran paca de periódicos; el nuevo edificio en el camino a tu oficina; lo mucho que han crecido tus pequeños primos; las decenas de nuevos Oxxos en la zona; la política del presidente ante la crisis económica; la niña que se ensucia de helado; el viento meciendo los árboles; las sonrisas además de la suya; tantos y tantos lugares comunes como éstos.

Ahora los percibo. Es a mí a quien estoy dejando de percibir.


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