domingo, 31 de octubre de 2010

octubre


Las lunas de octubre vinieron llenas este año. Agitaron todo lo que me mueve y me importa. Empezaron con ansias, se desvenvolvieron con estruendos y cerraron calladas, en calma.

Comenzó con el último resquicio profesional. Un fúrico aliento por una causa que aún no está perdida. El daño, de todos modos, ya lo había hecho. Un grano que se convirtió en un costal y fue modificando poco a poco la forma de hacer las cosas, de entenderlas. Si bien el mío fue berrinche, muy dentro sé que en el discurso ya había logrado cambiar algo. Ganas de regresar por más.

De ahí el mes se convirtió en espera. Me sujeté tanto y con tanta fuerza a mí mismo. Todo para que llegara la noticia y con ella el día que lo cambiaría todo. A punto de que la mitad del mes arribara, yo partía y conmigo tantas y tantas cosas. Poco antes, muestras y muestras de ahínco, de afecto puro. Yo intentando devolverlo.

De la nada mi mente comezó a volar y ya me encontraba en muchos grados menos. Junto con la temperatura bajaba también el ritmo, las pulsaciones. La vida en instantes se había callado. Así fue como comenzaron las largas y placenteras caminatas al tenor de mis pensamientos. Llego la vida sana y de inagotable lectura. Entre ellos, como premio tal vez, se cumplió una fecha que viendo atrás parecía inverosímil.

Octubre trajo también sorpresas esperadas. Millones y millones de páginas listas para que me las devore. También trajo nuevos gurús y formas de entender la profesión. Delicias académicas que satisfacen ya mi necesidad de seguirme empapando de esto.

Atravesando todo el mes estuvo la sonrisa eterna y su enmascarado llanto, la otra cara. Sube y baja. Sentimientos que llegaron al límite, que se externaron y en los que creí. Desquiciantes aromas que no supieron ya dónde postrarse. Las nociones que trajeron las caminatas y la imposibilidad personal de seguir adelante. Cansancio. Tal vez, sin certeza, el recuerdo de la felicidad pura que antes había traído. La vela que se extinguía y continúa haciéndolo, también.

Octubre, como lo pedí, trajo lunas. Muchas y de todas formas e intensidades. Cambió todo. A mí no. Fue intenso, temeroso, apasionante, triste, certero, esperanzador.







jueves, 28 de octubre de 2010

jus ad laetitia


Apenas entrando al CIDE solía platicar mucho con Dr. P sobre sus aventuras en el derecho internacional. A él le había tocado armar el Álvarez-Machain y litigar el Metalclad. Me emocionaba mucho la idea de poder, no sólo participar en un litigo así, sino hacerlo por mi país. Más aún, Dr. P lo trasmitía con tanta alegría que era imposible no sentirla. Aunado a eso, sus experiencias siempre me dieron la esperanza de que para todos hay espacio en esta cancha si trabajas y lo sabes buscar.

Años más tarde, cuando tuve la oportunidad de empezar a comer este pastel, me di cuenta no sólo que me gustaba como nada, sino que me divertía más. Afortundamente pude hacer mía la alegría de Dr. P para seguir esta carrera. Muchas veces lo dije: yo hago esto porque me divierto, porque me encanta.

Estando de este lado del charco he tomado clases con dos de las mentes más brillantes en el mundo en sus respectivas materias. Christine Gray, en el derecho del uso de la fuerza y conflictos armados, y James Crawford, uno de los dos gurús actuales del derecho internacional que viaja entre regímenes y temas como nadie. Gray habla del Consejo de Seguridad y las misiones de paz como tomando un café antes de que tener hacer el brief para que se tomen las decisiones. Crawford narra los casos que ha litigado y se burla de él mismo cuando los ha perdido, esbozando como practicamente él ha construído el sistema en los últimos cuarenta años.

Ante todo, lo mejor es que tanto el Dr. P, como Gray y Crawford narran sus historias con alegría. Evidenciando lo mucho que se divierten en lo que hacen. Ojalá y en 30 años yo pueda hacer lo mismo.


miércoles, 27 de octubre de 2010

lunes, 25 de octubre de 2010

about thinking


El tener tiempo para pensar también tiene sus consecuencias. De todos colores y sensaciones. Tantas como gotas de lluvia caen de este lado del mundo. Se disfruta, se añora, se entiende, no se entiende, se extraña, se vacila y se oscila. Al menos, después de tanto hacerlo, hoy me recompensó con una de las lunas más fabulosas que haya visto jamás.

sutilezas


Antes de partir pensaba sobre la idea de mexicaneidad y mi pertenencia dentro de una noción mucho más grande que yo. Siempre he encontrado difícil definir lo que delínea esa noción. Creo que tiene mucho que ver sobre las formas en que se entiende la vida.

Llevo apenas dos semanas en la isla y ya he tenido que enfrentar varias veces esa noción. Ya en dos o tres ocasiones he tenido discrepancias con mis roomies sobre qué hacer o no hacer en una determinada situación. Los resultados se van a polos totalmente opuestos. A pesar de ello, creo que las diferencias se basan en la forma de entender la vida, las reglas y las consecuencias. Pequeñas concepciones que determinan por completo la existencia misma.

En una escala aun mayor, creo- no que sea una concepción nueva, en realidad - que en el "mundo civilizado" el mundo, o el resto de él, se entiende en bloques. Primero, y ante todo, está el Oeste; esa franja de países "primermundistas" que corre por el Atlántico y que antes que nada se habla y se entiende a sí misma para luego tomar licencia y analizar a las demás. Ante todo, este bloque es el creador del Estado, la civilidad y la convivencia mismas de masas. Al menos así se entiende. Luego, está el África de la hambruna, los diamantes y la opresión. El Medio Oriente radical, musulmán, completamente distinto y en ocasiones terrorista. La Europa central vieja y desganada, hijos de la post-guerra que hay que ayudar. Asia y el capital, los ojos razgados y su total lejanía cuando no se trata de hacer negocios. Al final, está Latinoamérica y el color, la fiesta y la vida.

Aquí Latinoamérica no se explora. No genera drama suficiente para escribir y buscar entender. Simplemente - y creo que de alguna manera felizmente - Latioamérica es el lugar de la alegría. No soy latinoamericano ni creo en ideas panamericanistas, pero sí creo de mí lado del mundo la vida se entiende fácil, las reglas se tropicalizan y se disfruta más la existencia.


jueves, 21 de octubre de 2010

Stairway to heaven

Rodrigo y Gabriela - Stairway to heaven

Clair de lune


Aquí la luna no sale, se asoma. Ayer, justo después de una lluvia fúrica, decidió presentarse conmigo de este lado. Primera de octubre estando aquí. Seguramente vendrán pocas.

Con ella llegó mi primera semana y la idea de que la vida se ha calmado, se ha vuelto sencilla y sin complicaciones. Muchas ideas siguen pasando por mi cabeza, muchos sentimientos también. Ahora tengo el tiempo, el escenario y las caminatas para entenderlos y digerirlos. Empiezan a surgir los claros de luna.




Dar es dar

Fito Paez - Dar es dar

Burocracias


"¡Híjole, joven!". "Es que todavía no dan las once y no ha llegado la Licenciada". "Fíjese que no le voy a poder realizar el trámite porque las copias no vienen por triplicado y no trae el acta del castastro." "Es que no me han llegado lo que vienen siendo los sellos". "Ya le dije que sin copia de su cartilla no le puedo prestar el baño".... simples chascarrillos en comparación con los británicos.

En el Reino Unido todo es por triplicado, con acta de nacimiento, pasaporte, iniciales, rúbrica, firma, testigos, sellos, códigos y aquiescencias. Irónicamente, esta burocracia absurdamente totalitaria - o totalitariamente absurda - es la burocrcia privada. Ejemplo. Cambiar dinero en el banco implica depositar el dinero primero, revisar la autencidad de cada billete y luego llenar una ficha de retiro. Todo es vueltas y papeles y en efectivo. Las tarjetas de crédito o débito son el diablo.

Lo dije hace un año y lo repito ahora: creo que los mexicanos ya no estamos tan atrasados y, poco a poco, muchos de nuestros trámites resultan ya ser muy sencillos; titularme lo fue, sacar mi acta de nacimiento, credencial de elector y licencia de manejo lo fueron.

Aún así - o aunque no fuera así - prefiero a Lupita con la torta de tamal y el atole en el cajón que a Collin con su corbata fea y sus dientes chuecos y amarillos. Al menos es más auténtico.

Por cierto, Collin, el del banco, tuvo que googlear a ver si mis dólares eran verdaderos porque no los conocía. Lupita, desganada, los hubiera tomado y dado mi "vuelto" para poder seguir desayunando.

martes, 19 de octubre de 2010

smokeless


Una tarde, con el brazo que no tenía enyesado, comencé a fumar. Ese día olvidé lo mucho que me molestaba ver el ladrillo que mi papá guardaba todos los días en la cajuela de su carro o la detestable forma en que olía el tío B cuando se acercaba a saludarte. Lo olvidé no sólo esa tarde, sino por mucho tiempo. A partir de ahí, tal como había sido la primera vez, fumar se convirtió en el postre de las tertulias pubertas de los viernes y sábados. Fumaba entonces blancos, "pues hacen menos daño". Dejé de hacerlo, "pues no sabían a nada". Cambié a rojos y mis hábitos también cambiaron. Ya no sólo era de fin de semana, sino uno que otro esporádico entresemana en el baño del cuarto de visitas para que nadie lo notara. Irónicamente, fue ahí también cuando mis papás lo notaron y comenzó el juego de las escondidillas de tantos años.

Luego, ya viviendo en el centro, se volvió una costumbre diaria. De vez en cuando alternaba la marca, mas no el color. El número también fue incrementando. El E dice que fumar te ayuda a conocer gente. Conocí mucha gente e hice muchos amigos gracias a esa práctica. Pero nunca fumé por ser social, o incluso por vicio, siempre fue por ocio o por placer. Cuando regresaba a casa a lo mucho fumaba uno o dos cigarros al día. La restricción absoluta al mismo me lo impedía, pero también las ansías por éste se desvanecían. No obstante, durante esos años me hice la fama de fumador empedernido. Supongo que se volvió también una característica de mi andar.

Años más tarde, cuando mi vida cambió de nuevo, el hábito no lo hizo. Fumar se volvió crucial para entender y desempeñarme en la escena chilanga. Se convirtió también en gasolina y máximo placer en esas horas de madrugada al frente de mi computadora. Me ayudó a disfrutar y acabar la carrera, a llegar a Washington y a titularme. A decía que verme fumar era terrible pues parecía disfrutarlo tanto que únicamente incitaba a que los demás lo hicieran también. Lo disfrutaba mucho. El hacerlo era paso indispensable de toda comida que se consideráse podría ser excelsa. Fumar era también pretexto de conversaciones eternas al suelo o chelas en el calor de junio.

Hoy, hace un año, dejé de fumar.

A muchos les parece extraño que no lo haga e incluso accidentalmente continúan ofreciéndome cigarros. No los culpo. Hay concepciones que se quedan guardadas mucho tiempo. Cuando me preguntan cómo dejé de fumar cuento que un domingo por la noche dije "no más" y cómo cual buen fumador ya estaba prendiendo un cigarro a las 8 de la mañana del día siguiente en mi camino al trabajo. Aquella vez, contrario a lo que había ocurrido durante los últimos diez años, las primeras dos bocanadas me desagradaron y tiré el cigarro. Nunca más volví a fumar. Cuento esa historia pues es la verdad del cómo, más no es el por qué.

El por qué suelo reservármelo. Esta vez no será la excepción. Lo que sí diré es que hay momentos en los que llegas a entender qué es lo mejor para ti. También, hay cosas por las que vale la pena hacer esfuerzos. La vida está llena de intercambios y recompensas.

Hoy no digo que no se me antoje fumar. Por supuesto que de vez en cuando me llegan súbitos aromas del pasado que me llaman o ansias terribles cuando las cosas no andan bien. No lo voy a hacer. He pasado tanto ya sin hacerlo que me cuesta trabajo pensar en un pretexto suficientemente válido para volver. Por supuesto, tampoco pregonaré como aquellos mesías urbanos los bemoles del tabaco. Puritanos. A mí me sigue gustando, sólo que me fume ya todos los que tenía asignados en la vida.

Al final de este ya no breve relato creo que sólo quiero decir que entiendo y disfruto el por qué, me asombro del cómo, me acuerdo de lo que fue y vivo lo que ya no. Hoy hace un año dejé de fumar.

lunes, 18 de octubre de 2010

Caminito de la escuela...


Después de unos días de realizar trámites por todos lados - en México, o al menos en el CIDE, no tenemos nada que envidiarles a los brits en ese rubro - por fin hoy pude tener mi primer día como estudiante de tiempo completo. Mejor aún, hoy por fin pude disfrutar del magnífico edificio de la Squire Library, biblioteca de la Facultad de Derecho.

Cuando estudias derecho internacional crees en ciertos mitos. Algunos sobre la guerra y la paz, otros sobre las formas en que se gestan las reglas o cómo interactúan entre ellas. Otros, más mundanos o tangibles, se refieren a ciertos libros y colecciones que son como Dios o tesoros perdidos. Tienes la noción de que existen, tal vez algunas pequeñas pruebas, pero nunca los has visto por completo. Aquí están todos.

Sí, sin duda muy ñoño, pero debo aceptar que me conmoví al encontrar en la primera fila de estantes la colección completa de los International Law Reports (uno de esos tesoros ) para sólo darme cuenta de que atrás de ella habían muchas muchas más, con muchos tesoros que comerme. Los libros no se leen, se comen.

Así como tuve mi primer contacto con la biblioteca, también lo tuve con las clases. Como buen niño modosito hice todas mis lecturas, para luego ver que ellas son sólo el preámbulo y requisito mínimo de una clase que requiere mucho más que eso para hacerla. Me gusto el reto. Incluso, me gusto la materia. Yo fiel crítico de los derechos humanos y mi clase ideada en una forma abierta a la crítica y al verdadero razonamiento de los mismos.

Así empieza mi maestría. Mi aventura aquí no, esa empezó desde hace meses.

sábado, 16 de octubre de 2010

Cri-cri


Llevo cuatro días aquí y ya soy parte de una sociedad. La de mexicanos, por supuesto. Hasta tuve ya mi primera junta.

koskosvovo (a social approach)

Ayer conocí una chica kosovar que trabajó en ICTY y habla un español casi perfecto. Cuando le pregunté que dónde había aprendido a hablarlo me dijo que con las telenovelas. Así sin más. no clases, no nada, con María la del barrio y Rosa salvaje. No pude evitar mostrar asombro.

Platicando con ella le conté que yo había estado involucrado en la posición mexicana sobre la cuestión kosovar y debatimos un muy buen rato sobre el asunto. Es impresionante la carga emocional que implica escuchar a alguien hablar de un tema como tal. Ella, según me dijo, se siente kosovar. Su hermana, que estaba al lado, albanesa.

Al final, como en todos esos temas, no llegamos a mucho. Salvo una promesa efímera de algún día cocinar comida mexicana y ofrecércela a ella, los checos y el eslovaco que estaba con nosotros.


métodos


En México te bajas la peda con tacos. En Cambridge bicicleteando a tu casa. Not nice at all.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Trip to Cambridge (or what went through my mind)


Un muy, pero muy, pequeño retorno a los que tanto me han dado. El teléfono suena y trato de responder. Lo hago entrecortado. Llamo también así. Los últimos alientos que intercambio con todos los que me son importantes.

Cierro los ojos con la ilusa idea de dormir. No es así. Tanto en la cabeza que, sólo gracias al cansancio pleno, le puedo hacer burla a mi mente durante una hora. Calabazas, inversiones de pruebas, ensayos, goles... el año ha sido tanto que es imposible no repasarlo ahora; es aún más difícil no pensar en lo que viene.

Justo antes de que clareé comienzo un ritual de mañana. Ése que K siempre me decía que era imposible que no tuviera sólo por dormir un poco más. Una mañana templada y soleada a la luz de una taza de café comienza a marcar mi partida. El outfit está listo; es el que me llenó de gozo este año.

Hoy manejo yo. No lo haré en mucho tiempo. Tomo la ruta de todos los días. La de las mañanas felices al centro. Me desvío un poco antes; también para ir a un lugar feliz.

Damien Rice en el aeropuerto pareciera ser una burla de que me voy. Yo yéndome, y el comiendo una hamburguesa ahí.

Porque no podía ser de otra forma. Porque así estaba escrito. La Chemistry conmigo en mis últimos instantes, como cuando era nió y también partía. El Inge en el teléfono. En el momento final, Bigabí, mi compañero de vida. Mi equipo. Mis pilares.

Rasguño mis últimos momentos en México. Estiro los segundos y digo todo lo que tengo que decir, lo que tanto y tan fuerte siento. Tanto, tanto, tanto. Mucho, mucho, mucho. Todas, todos. Todo.

La jungla terrible: mi hogar. Un último vistazo desde arriba. El valle verde y despejado como nunca.

¡Ja! ¡No! Por supuesto que el primer vuelo no me iba a dar la sorpresa de dejarme dormir. Entre una boca terriblemente seca y Jimmy Fallon y su gracia esporádica llegué al terriblemente aburrido Texas. Me topo de nuevo con ese cero halagador atardecer calcinante y amatista. No inspirador y ocre como los de la jungla terrible.

Una hamburguesa me hace ver las muchas horas que llevaba sin bocado. Un Johnnie Walker los jueves, los hielos del Barça y las maravillosas tertulias que gesté alrededor de él este año. Últimos momentos de este lado del charco. Estoy, también, con alguién. Cerca, muy cerca, de Patricio Sanz y el muro rojo.

Transoceánica se escucha pro primera vez en contexto. Se reafirma y contradice por una película y otra que, se supone, había de de secundarla, mientras me doy cuenta que paso justo por encima de Nueva York. Recuerdos súbitos llegan a la mente y aromas de lo que fueron otros meses del año.

Me contorsiono en los asientos a mi alcance. Cual fakir pretendo vencer al ingenioso y experimentado insomnio viajero. Pierdo la batalla. Abro la ventana y descubro que estoy ya del otro lado, en el que ya es de mañana. Añoro, por primera vez desde que dejé Juárez, el Emir y su elixir de mañana.

Thom me recibe con el apergio de los peces extraños. Una nata blanca y espesa, que hace las veces de nubes, cubre toda mi vista. El Reino Unido después, como lo recordaba, gris. Mágico, también.

Conozco otro mexicano que otra mexicana ya conocía. Mismo tormento que el mío; bueno el de él es tal vez peor.

Salgo de Heathrow y siento justo la ráfaga que esperaba. No la de frío, la de certeza en que la voy a romper. Un víacrucis ya predecido me lleva a cruzar Londres para luego recorrer la campiña inglesa en tren. He llegado a Cambridge. Era justo lo que imaginaba. Todo comienza.

Llego a casa vacía. Horas de hambre esperando a él o la exchecoslovaco para entrar. Hace frío. Ya adentro reconozco el espacio y las personas. Sé que estaré bien. Desemaco y arreglo el pequeó cuarto que me ha tocado. El de la jungla es rojo, este será verde. Como premonición inspiradora Cielito Lindo suena afuera de la ventana. No sé de dónde viene. Si sé lo que significa.

Descubro que todo es má caro. Ya lo sabía, en realidad, sigo el consejo de M y confío en las marcas propias. Al fin y al cabo deben ser lo mismo. Camino de noche y sólo por muchas cuadras y muchas colchas. Sé, ahora ya, que no pasaré frío, y tampoco me da el hacerlo. Al parecer aquí sólo debes temer al robo de bicicleta, nada más.

Leo, escribo, pienso. Los ojos se me cierran esperando a los nuevos roomies. No más. So ya casi dos días en el camino y el cuerpo ha decidido renunciar. Cambridge empezará mañana.

lunes, 11 de octubre de 2010

Transoceánica

Jorge Drexler - Transoceánica

Mi canción. La que estoy convencido de haber compuesto en otra vida; letra y música. La que inevitablemente tenía que acabar aquí. La que sólo estaba esperando el momento.

el proceso

Entre los planes y el futuro me encontré con el presente. Una partida que terminó gestando muchas reflexiones. Mi alrededor y lo afortunado que soy. En un tiempo en el que todo parecía perecer, terminé reafirmando lo que tengo. Dándome cuenta de ello.

Semanas de muestras y muestras de afecto encaminadas a lo que mañana emprenderé. Tanto y yo tan limitado de palabras, de agradecimientos. Lo que era un proceso de adiós en realidad fue un proceso de siempre, de grandeza en todo lo que me rodea y todo lo que es mi vida. Es difícil poder siquiera desear más.

sábado, 9 de octubre de 2010

everything

at last


El último pasó llegó. No lo di. Ahora sí, enfrente sólo queda lo planeado, lo que la agenda dictaba. En nada estaré regresando al viaje, al que tracé desde hace tanto. Hoy se ve y lo entiendo distinto.

Atrás no queda nada, en realidad todo lo llevo conmigo. Es sólo un paso más en algo que ya soy. Ni me voy, ni me quedo. Sólo sigo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

acostumbrada luna


Ha llegado octubre y con él sus lunas. Uno de los pocos meses a los que se les puede escribir más de una vez. La temperatura baja y los sentimientos se vuelven nítidos. Yo en mera partida y pensando en lo que se avecina, en lo que dejo también.

Octubre y el mes en que mi ánimo comienza a cambiar. Termino siendo más palpitante a la luz de las ocres tardes que ya se presentan. De nuevo, como todos los años, llegó con mucha fuerza, con una mirada y una sonrisa tan presente. Terminará, al parecer, en otro país, con mi propia mirada siendo distinta; de mis sonrisas ya ni sé. Lunas muchas. Lo único que pido. Lo único que entiendo.

Come away with me

Norah Jones - Come away with me

Valentona


No ella, los que la secundan. Peores los que la alaban. Ni qué decir de los que lo validan. Al final de cuentas todos mienten. Los primeros y los segundos haciéndole creer que les importa. Los últimos haciendo parecer que en realidad es así. Ellos son peores, porque en su discurso inventan, tuercen, vomitan una narrativa que no entienden y que transforman en una sosa lírica sin interloctores verdaderos. Autismo puro y destructor.

Reflejo de lo que tantos y tantos parece que quieren que seamos. Me rehuso aún a serlo. Con todo y todo todavía creo que hay mucho por hacer y que todavía puede ser hecho.