Las lunas de octubre vinieron llenas este año. Agitaron todo lo que me mueve y me importa. Empezaron con ansias, se desvenvolvieron con estruendos y cerraron calladas, en calma.
Comenzó con el último resquicio profesional. Un fúrico aliento por una causa que aún no está perdida. El daño, de todos modos, ya lo había hecho. Un grano que se convirtió en un costal y fue modificando poco a poco la forma de hacer las cosas, de entenderlas. Si bien el mío fue berrinche, muy dentro sé que en el discurso ya había logrado cambiar algo. Ganas de regresar por más.
De ahí el mes se convirtió en espera. Me sujeté tanto y con tanta fuerza a mí mismo. Todo para que llegara la noticia y con ella el día que lo cambiaría todo. A punto de que la mitad del mes arribara, yo partía y conmigo tantas y tantas cosas. Poco antes, muestras y muestras de ahínco, de afecto puro. Yo intentando devolverlo.
De la nada mi mente comezó a volar y ya me encontraba en muchos grados menos. Junto con la temperatura bajaba también el ritmo, las pulsaciones. La vida en instantes se había callado. Así fue como comenzaron las largas y placenteras caminatas al tenor de mis pensamientos. Llego la vida sana y de inagotable lectura. Entre ellos, como premio tal vez, se cumplió una fecha que viendo atrás parecía inverosímil.
Octubre trajo también sorpresas esperadas. Millones y millones de páginas listas para que me las devore. También trajo nuevos gurús y formas de entender la profesión. Delicias académicas que satisfacen ya mi necesidad de seguirme empapando de esto.
Atravesando todo el mes estuvo la sonrisa eterna y su enmascarado llanto, la otra cara. Sube y baja. Sentimientos que llegaron al límite, que se externaron y en los que creí. Desquiciantes aromas que no supieron ya dónde postrarse. Las nociones que trajeron las caminatas y la imposibilidad personal de seguir adelante. Cansancio. Tal vez, sin certeza, el recuerdo de la felicidad pura que antes había traído. La vela que se extinguía y continúa haciéndolo, también.
Octubre, como lo pedí, trajo lunas. Muchas y de todas formas e intensidades. Cambió todo. A mí no. Fue intenso, temeroso, apasionante, triste, certero, esperanzador.