Abril comenzó un poco antes. Empezó con un beso. A este le siguieron otros, pero el primero fue el que bastó. Fue una explosión de sentimientos reprimidos, guardados por los dos. La verdad expuesta como nunca antes lo había estado, como ya casi no lo estuvo. Fue suficiente también para complicar la historia, complicar la verdad. Semanas más tarde ello se haría evidente y trajo consigo consecuencias confusas. Arranques de racionalidad manzana o de irracionalidad lechuga.
Fue un mes de sentimientos. Los viví lejos de casa y tan cerca de ella. Hubo un maravilloso viaje con compañía, sin compañía. Uno de esos viajes que se guardan para siempre, que significan algo. De momentos azules y amarillos.
Hubo también el alcance de un propósito. Otra vez en el sur. Ahora en el sur rupestre donde las desigualdades son más evidentes, más lastimosas. A pesar de ello o sin tomar en cuenta ello, un paso más en el camino. Más serio, más concreto, más contundente. La posibilidad directa de hacer las cosas como se deben y de llevar la ciencia en la que creo al lugar donde trabajo. Confianza plena en mí y en lo que hago. Signos de consolidación que dejan de un lado la idea del idealista y se transforman en las del operador.
Este mes se cumplieron seis. Después de tanto tiempo seis meses son muchos y tan pocos a la vez. Se siente bien no tener más humo. Se siente mejor saber por qué.
El mes no termina como empezó. Termina raro. Triste. Pero tampoco termina certero o con certeza. Hay cosas que simplemente son tan fuertes que ni la voluntad o la falta de ella pueden liquidarlas.
Fue un mes de sentimientos. Los viví lejos de casa y tan cerca de ella. Hubo un maravilloso viaje con compañía, sin compañía. Uno de esos viajes que se guardan para siempre, que significan algo. De momentos azules y amarillos.
Hubo también el alcance de un propósito. Otra vez en el sur. Ahora en el sur rupestre donde las desigualdades son más evidentes, más lastimosas. A pesar de ello o sin tomar en cuenta ello, un paso más en el camino. Más serio, más concreto, más contundente. La posibilidad directa de hacer las cosas como se deben y de llevar la ciencia en la que creo al lugar donde trabajo. Confianza plena en mí y en lo que hago. Signos de consolidación que dejan de un lado la idea del idealista y se transforman en las del operador.
Este mes se cumplieron seis. Después de tanto tiempo seis meses son muchos y tan pocos a la vez. Se siente bien no tener más humo. Se siente mejor saber por qué.
El mes no termina como empezó. Termina raro. Triste. Pero tampoco termina certero o con certeza. Hay cosas que simplemente son tan fuertes que ni la voluntad o la falta de ella pueden liquidarlas.