jueves, 17 de julio de 2014

Mundial


Zague la hizo rebotar en el travesaño y Hugo Sánchez mandó la chilena por fuera. Yo lloraba en la biblioteca de casa de mis abuelos aquella tarde que México perdía 1-0 contra Noruega en lo que se convertía mi primer contacto emocional con un Mundial. Sin saberlo, aquella tarde encontraba lo que es hasta hoy una de las más grandes pasiones de mi vida. El futbol en sí mismo lo es, pero como se lo dije a un brasileño en el camión que nos llevaba al centro de Fortaleza: el Mundial es otra cosa.

Y es que cómo no sentir aún el gol de último minuto de Luis Hernández frente a Holanda o el desgarrador hoyo en el estómago de la inigualable volea de Maxi Rodríguez para hacernos caer. Mi carrusel personal de emociones siempre alcanzado sus más altos y sus más bajos a través de la Selección y sus idas y vueltas. La expectativa, los anhelos, la emoción, casi nunca tan exacerbados como cuando el Tri juega o se acerca a un Mundial.

Ir a Mundial se convirtió desde hace mucho en una de mis mayores ilusiones. No sólo por lo que representa, sino por cómo me he acompañado a lo largo de cinco que me había tocado vivir.  Los recuerdos del Mundial me transportan a momentos muy específicos de mi vida de los cuales puedo mirar hacia a atrás y adelante y, si no entender, si puedo relacionar quién era yo en cada instante.

Pero no sólo ello. México, la Selección, el Mundial se convirtió en uno de los vínculos más íntimos que compartía con mi papá y mi hermano. Innumerables las veces que nos sentamos los tres al pie de la salita de papá para ver un juego, como innumerables las veces que acabamos viéndolo en otro lugar de la casa ante la tensión que nos generaba. La Selección sin lugar a dudas se convirtió en el lenguaje común de la casa y la generadora de momentos familiares como ninguno.

Hace cuatro años, mientras Sudáfrica 2010 fenecía, le prometí a papá que iríamos a Brasil y juntos gritaríamos gol y viviríamos el anhelo de ambos. No pudimos hacerlo juntos. Se nos adelantó la vida. Por ello, ir a Brasil 2014 se convirtió más que una meta en la obligación de una promesa que pude cumplir al entrar al Castelao y tomarme una foto con la imagen de papá, al momento en que me quebraba como pocas veces lo hecho al entender lo que pasaba realmente. Pude cumplir por los dos un sueño.

Grité gol como nunca las tres veces contra Croacia y salté agitando mi bandera tan fuerte ante las atajadas brutales frente a Brasil. Viví mi sueño compartiéndolo a la distancia con papá, sólo para regresar al sillón a ver el último juego con Juan, como siempre ha sido.


El resultado fue igual, cómo lo viví no. Esta vez llevé a cuestas muchos años de vínculos y felicidades que sólo en familia entiendo. Cumplí uno de los más grande sueños de mi vida. El siguiente es poderlo compartir con Juan, como papá lo hubiera querido.

martes, 31 de diciembre de 2013

dos mil trece

De dejar ir y de retorno. Así fue este año.

Muy al principio confronté mi pasado y todas las puertas entreabiertas que habían quedado. Me acerqué y jugué con ellas. Sin darme cuenta se habían cerrado, las había cerrado yo. Todo el cúmulo que esperaba había desaparecido para bien. El año transucurrió en esa ironía para todos los días tener que continuar ese ejercicio. La feliz tranquilidad de saber que lo que fue, ya no es y ahora sólo es un recuerdo fantástico de mi vida y de algún momento trascendental de ella.

Por esas fechas conocía a R también. Con ella completaba ese ciclo y la certeza de que la emoción desbordada y el amor podían regresar. Fue año que pasé con ella. Con altas y bajas, asumo que como en cualquier relación, pero con ella. Mucho de lo que viví, hice y dejé de hacer se explica a través de ella.

Este año regresé al camino. Volví a trabajar por México y para México. Regresé a casa a hacer justo por lo que me había ido tan lejos. Poco a poco voy consolidando la visión que siempre ideé, junto con equipo fantástico que cree en mí.

Ese mismo amor lo consolidé en las aulas. Este año estuve de nuevo en el cerro, pero como titular. En una lógica muy clara, trasmitiendo lo que más me apasiona y tratrando de dejar huella como lo hicieron conmigo.

Este año viajé. Tal vez no tanto como en otros, pero me adentré en México. Lo hice por la causa y por plácer. Regresé a su fin; ese lugar del que me he enamorado tanto ya. Volví a DC, ahora como agente y no sólo como expectador.

Fue un año poco musical y de silencio de letras. Lo primero no me lo explico del todo y el segundo lo necesitaba. Necesitaba parar y cambiar. Creo que logré el objetivo. Con ello no perdí mi esencia.  Fue el año en que una camada más de mis mejores amigos se fueron. Un ciclo tristemente normal, pero que los consolida a ellos.

Se fue un muy buen año. Uno de reconsrucción después de lo de papá. Año en el que regresé al camino y creo marca el principio de una vida. Sé ya lo que quiero y sé a dónde voy. El próximo estará todo en marcha ya.

domingo, 27 de enero de 2013

enero


Enero de todo y de nada. De nada porque espera, porque no se mueve. Porque como regresa la normalidad en el que es el mes en el que año no inicia aún. Así es de nuevo y con ello siento que regresa todo lo que es mi vida. Poco a poco retorna lo bueno y dejo ir las muchas cargas que arrastraba. Me di cuenta de ello hace no mucho. Sin darme cuenta van pasando las cosas.

Y de todo porque llegaron los sueños de nuevo. Llegaron los correos y con ellos las ideas gigantezcas. Lo que más me emociona. Cerca, tal vez. Vuelvo al camino. Enero puso las primeras piedras para que así sea. 

(alto)


Por primera vez en mucho tiempo ha cesado la necesidad de escribir. Lo cierto es que siempre ha sido por épocas. Momentos de ya no más o de tanto en lo que hacerlo se volvía una gran válvula de escape.

Ahora siento que eso ha cambiado. La necesidad es contraria. Necesito guardarme. Muchas cosas que me motivaron a escribir de nuevo ya no son, ya no están. No sé por cuánto pero siento que necesito parar.  Entre papel y pluma siempre estaré. Tal vez sólo no por un momento. Pausa.

13 AMDI 99


Lo que creo. Justo en este momento de estruendos y cambios de bien. Dos años después de Cantab y la antesala de todo lo grande que viene. Premonitorio, espero.

martes, 15 de enero de 2013

manifiesto


Esta vez es sólo mía. No más. Para nadie más. Grandísima.

Locked Out of Heaven

Bruno Mars - Locked Out of Heaven